OBSOLESCENCIA PROGRAMADA

¡Visualiza! ¡Analiza!
¡Lee! ¡Reflexiona! 
  • A continuación, lee atentamente las siguientes citas que aparecen en el documental. Están desordenadas pero cada una responde a una pregunta. Redacta en parejas una pregunta para cada párrafo. 

La obsolescencia programada surgió al mismo tiempo que la producción en masa y sociedad de consumo. Ha definido nuestras vidas desde los años 20, cuando los fabricantes empezaron a acortar la vida útil de los productos para aumentar las ventas.



Diseñadores e ingenieros se vieron forzados a adoptar nuevos valores y objetivos. Tuvieron que empezar de nuevo para crear algo más frágil.





¿Es viable una economía sin obsolescencia programada y sin su impacto sobre el medio ambiente? La posterioridad nunca nos perdonará. Descubrirán el estilo de vida despilfarrador de los países avanzados.





El día de Navidad de 1924 fue un día especial. En Ginebra, varios caballeros trajeados se reunieron con un plan secreto. Crearon el primer cartel mundial para controlar la producción de bombillas y repartirse el pastel del mercado a nivel mundial. Incluía a los principales fabricantes de bombillas de Europa y de EEUU e incluso de lejanas colonias en Asia y África. El objetivo era intercambiar patentes, controlar la producción y sobretodo controlar al consumidor. Querían que la gente comprara bombillas con regularidad. Si las bombillas duraban mucho, era una desventaja económica.



El cartel se llamó Phoebus.





Helmut Höge un historiador de Berlín encuentra pruebas de las actividades del Comité ocultas entre los documentos internos de los miembros del cartel. Empresas como Philips en Holanda, Osram en Alemania y Lámparas Zeta en España. Aquí tenemos un documento del cartel: “La vida media de las bombillas de iluminación general no debe ser garantizada u ofrecida por otro valor que no sea 1000 horas”. Presionados por el cartel, los fabricantes realizaron experimentos para crear una bombilla más frágil que cumpliera con la nueva norma de las 1000 horas. “Aquí tenemos una tabla de multas de 1929 que muestra cuantos francos suizos debían pagar los miembros del cártel si sus bombillas duraban, por ejemplo más de 1500 horas.” La fabricación estaba rigurosamente controlada para asegurarse que se cumplía la norma. Se montaron estantes, con muchos portalámparas en los que se enroscaban muestras de cada serie producida. Compañías como Osram registraban meticulosamente la duración de esas bombillas. Phoebus creó una complicada burocracia para imponer sus reglas, los fabricantes eran multados severamente si se desviaban de los objetivos marcados.



En 1924, cuando se fundó el cartel Phoebus se anunciaban con orgullo 2500 horas de vida útil y los fabricantes destacaban la longevidad de sus bombillas. De modo que en Phoebus pensaron en limitar la vida útil de las bombillas a 1000 horas. En 1925 se creó el “Comité de las 1000 Horas de Vida”para reducir técnicamente la vida útil de las bombillas. A medida que la obsolescencia programada surgía efecto la vida útil comenzada a caer. En solo dos años pasó de 2500horas  a menos de 1500.  En los años 40 el cartel ya había conseguido su objetivo: una bombilla estándar duraba 1000 horas.





 En las décadas siguientes se patentaron docenas de nuevas bombillas, incluso una que duraba 100.000 horas.





Pero ninguna llegó a comercializarse.





Oficialmente Phoebus nunca existió, pero su rastro nunca ha desaparecido. Su estrategia era ir cambiando de nombre. Se llamaron “Cartel Internacional de la Electricidad”, y después volvieron a cambiarlo. Lo importante es que esa idea como institución sigue existiendo. Él es Marcos, de Barcelona pero podría ser cualquiera en cualquier otra parte. Se va a encontrar con algo que ocurre cada día en oficinas y hogares de todo el mundo. Una pieza de la impresora ha fallado y el fabricante recomienda llevarla al servicio técnico. (…) que los tres vendedores sugieran comprar una nueva impresora (…)si acepta Marcos será una víctima más de la obsolescencia programada, el motor secreto de nuestra sociedad de consumo. Hay una esponja en el fondo de la impresora donde se acumula la tinta sobrante. Las impresoras limpian constantemente los cabezales echando chorros de tinta que caen sobre la esponja. Tras un número prefijado de chorros, la impresora decide que está llena y deja de funcionar. Dicen que no quieren manchar tu mesa de tinta. Pero el problema real es que las diseñan para que fallen. Marcos se da cuenta de que los ingenieros determinan la vida útil de muchas impresoras al diseñarlas.





En 1929. Desde Nueva York llegó una propuesta radical para reactivar la economía. Bernard London, un prominente inversor inmobiliario sugirió salir de la depresión haciendo obligatoria la obsolescencia programada. Era la primera vez que el concepto aparecía por escrito. London planteaba que todos los productos tuvieran una vida limitada con una fecha de caducidad, después de la cual se considerarían legalmente muertos. Los consumidores los devolverían a una agencia del gobierno para su destrucción.





La crisis de Wall Street frenó en seco la incipiente sociedad de consumo y llevó a los Estados Unidos a una profunda recesión económica. El paro alcanzó proporciones escalofriantes. En 1933, el desempleo se situó en el 25 por ciento. Las colas ya no eran para comprar, sino para pedir trabajo y comida.



Intentaba equilibrar capital y trabajo. Así siempre habría mercado para nuevos productos, siempre haría falta mano de obra y el capital tendría recompensa. Bernard London creía que con la obsolescencia programada obligatoria las fabricas seguirían produciendo, la gente continuaría consumiendo y habría trabajo para todos. Dorothea Weitzner (Hija del socio de Bernard London): Usted le conoció en 1933… Cuando yo tenía 16 o 17 años mis padres tenían un Cadillac tan grande como un zepelín. Mi madre conducía, mi padre iba a su lado y los London iban en el asiento de atrás. Mi padre le pidió al Sr. London que me explicara su filosofía.  Y este hombre tan interesante me contó su idea para reducir la Depresión. La economía era un desastre, peor que ahora. Estaba obsesionado con esa idea, igual que un artista con sus pinturas. Me lo susurró al oído, como si temiera que fuera una idea demasiado radical.





La idea de Bernard London pasó inadvertida y la obsolescencia obligatoria nunca se puso en práctica.




Brooke Stevens, el apóstol de la  obsolescencia programada en la América de la posguerra. Este elegante diseñador industrial creó desde electrodomésticos hasta coches y trenes, contando siempre con la obsolescencia programada. A tono con la época, los diseños de Brooke Stevens transmitían velocidad y modernidad. Hasta su casa era inusual. Mi padre diseñó esta casa, en la que me crie. Durante su construcción todos creían que sería una estación de autobuses. Voz de Brooke Stevens: “El antiguo enfoque europeo era crear el mejor producto y que durara para siempre. Te comprabas un buen traje para llevarlo desde tu boda hasta tu entierro sin poder renovarlo. El enfoque americano es crear un consumidor insatisfecho con el producto que ha disfrutado, que lo venda de segunda mano y que compre lo más nuevo, con la imagen más nueva”. Brooke Stevens viajó por todos los EEUU promoviendo la obsolescencia programada en charlas y discursos. Sus ideas cuajaron y tuvieron un alto eco. Obsolescencia Programada: el deseo del consumidor de poseer algo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo necesario. La gente se está fijando más en el aspecto de las cosas. Prestan atención a todo lo que es nuevo, bonito y moderno. El diseño y el márquetin seducían al consumidor para que deseara siempre el último modelo. Mi padre nunca diseñó un producto para que fallara intencionalmente o se volviera funcionalmente obsoleto en poco tiempo.  La obsolescencia programada depende del consumidor.



Boris Knut da clases sobre el ciclo de vida del producto. El eufemismo moderno de la obsolescencia programada.


Se enseña a los estudiantes a diseñar para un mundo empresarial dominado por un único objetivo: compras frecuentes y repetidas. Los diseñadores deben de entender para qué empresa trabajan. Con su modelo de negocio, la empresa determina la frecuencia de renovación de sus productos. Los diseñadores reciben esa información y deben diseñar el producto para que encaje perfectamente con la estrategia de negocio del cliente.





Serge Latouche (Profesor de Economía, Universidad de París): Nuestra sociedad está dominada por una economía de crecimiento. Vivimos en una sociedad de crecimiento cuya lógica no es crecer para satisfacer las necesidades, sino crecer por crecer. Crecer infinitamente, con una producción sin límites. Y para justificarlo, el consumo debe crecer sin límites.  Hijo de Brooke Stevens: Si la gente no compra, la economía no va a crecer. Serge Latouche, un destacado crítico de la sociedad del crecimiento, escribe a menudo sobre sus mecanismos. “Hay tres instrumentos fundamentales: la publicidad, la obsolescencia programada y el crédito”.





John Thackara (diseñador y filósofo): "En la última generación, nuestro papel se limita a pedir créditos para comprar cosas que no necesitamos". No tiene sentido. ¡Está calculado! Terminas de pagar algo, y ya no sirve. Se crea un  producto nuevo cada tres minutos. ¿Es necesario? Mucha gente se da cuenta de que las cosas tienen que cambiar cuando los políticos dicen que ir de compras y consumir es la mejor medida para reactivar la economía. Podríamos decir que con la sociedad de crecimiento estamos montados de un bólido que claramente ya nadie pilota que va a toda velocidad y cuyo destino es chocar contra un muro o caer por un precipicio. Los críticos de la sociedad del crecimiento alertan de que no es sostenible a largo plazo porque se basa en una contradicción flagrante. "Quien crea que un crecimiento ilimitado es compatible con un planeta limitado o está loco o es un economista. El drama es que ahora todos somos economistas." 

¡Reflexiona! 
  • El hijo de Brooke Stevens dice que el consumidor es el que libremente va a la tienda y compra algo nuevo. ¿Estás de acuerdo?
  • El diseñador industrial Boris Knut afirma que sin la obsolescencia programada no habría centros comerciales, ni diseñadores, ni dependientes, ni nada de lo que forma parte de nuestra realidad consumidora contemporánea. ¿Compartes la idea? Y admitiendo que fuera cierta, ¿justificaría esa circunstancia el tipo de sociedad que estamos hemos creado?
  • Visualiza el vídeo desde el minuto 0:58:00 hasta 1:17:43. ¿Qué está pasando en Ghana con los residuos de diversos productos informáticos y electrónicos procedentes de países desarrollados?

Actividades voluntarias:
  • Abre el siguiente enlace:  http://www.centennialbulb.org/cam.htm ¿Sabías que esta bombilla es centenaria? Investiga a través de la página web y de diversas fuentes y redacta un informe.
  • Investiga sobre Bernard London y Brooke Stevens y redacta un informe en el que contrastes ambos personajes y sus teorías.
  • Investiga sobre la obsolescencia programada en otras fuentes y redacta un informe.

FUENTES DE INFORMACIÓN

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